domingo, 11 de diciembre de 2011

Elizabeth Quezada Jimenez-Rep. Dominicana MPI

Elizabeth Quezada Jiménez

Estudió Filosofía y letras, Francés, Historia del arte.

Es Comunicadora-artista plástica-Escritora, poeta,

Columnista, crítica literaria.

Miembro del Movimiento Mujeres Poetas Internacional.

Movimiento Literario Efluvismo. De la Unión

Hispanoamericana de Escritores. Del Círculo de escritoras dominicanas

Aída Cartagena Portalatin. Poetas de la Era, entre otros.

Premios:

-Milena de cartas de amor; España, 2003.

-Yo soy mujer Concurso Internacional de poesía del MPI, 2010, Dominicana.

-Turpial de Mirra en concurso de relato ¨Amor en Palabras¨ 2011, Venezuela.

Biblio:

-EÑE Antología de autores en castellano (por concurso Milena) 2003.

-Sensibilidades otoño, 2002 (Prosa Poética)

-Antología Internacional Sensibilidades, 2003

-Antología Internacional Sensibilidades, autora invitada. 2004

-Amores rotos, textos de amor y desamor. 2005 (Prosa Poética)

-Texto en la novela “La memoria de los Triángulos”.2005 –

-Sinfonía al viento contracorriente, 2011

Escribe para en: Revista Red Door de New York- Revista impresa Taller Luna y Sol. Colombia- Periódico Echando lápiz-EL PAIS-Globatium- Revista

Mediaisla- Revista País Cultural, del Ministerio de Cultura de la República Dominicana.

Él

Es el aire que respiro en la lejanía. Es mi motor, mi luz, mi musa, mi ilusión: Mi fuego ardiente…

Es una pasión abstracta de memorias indelebles selladas en mi piel, en mis vísceras.

Su amor me hizo eterna, etérea, invencible, inolvidable. Me hace escribir de él, por él, para él.

Él es mi lienzo empapado de óleos…es mi pasta modeladora…

Es el diálogo silencioso que embriaga; la lejana mirada que delata; dos copas de vino tinto que te incitan a bailar, a juntar dos cuerpos de fuego que se queman bajo el poder del amor; de ese amor que corre por la sangre piel a piel, boca a boca, vida a vida, tiempo a tiempo.

Él me mantiene atada a esos días, y paso a paso repaso nuestra historia que persiste como reloj de arena. Horas felices tempranas en tardes oscuras y frías; Cuerpos trémulos de calores guardados derretían la prisa de New York en diciembre.

Y el amor se desbordaba en camas compartidas. Nos derretimos en miel que empapaba las sábanas y mi interior se vestía de gracia como si lo nuestro fuera un milagro de los dioses.

Vivo extasiada de recuerdos y la pasión fue tanta que aún corre desarmada por mis venas.

Y seguiré mi camino de olvido, con mis pies pintados de tierra y luna.

Con mis ojos ciegos, secos y fija la mirada en eternidades perdidas.

Con un pulso visceral que lastima el recuerdo.

Él me dejó llena de gracia; de ese estado trascendente que me acerca a las musas, a las hadas y los dioses… que me hacen volver a amarlo a él.

Sólo a él… el mismo hombre, mi eminente amor de barro.